Mala primera parte donde la falta de juego en equipo, tanto en defensa, rebote y ataque, dio alas a unos luarqueses muy bien plantados y serios en su trabajo. Con una diferencia visitante de 2, nos fuimos al vestuario.
En la reanudación, cambio total de mentalidad y actitud de los gijoneses que gracias a una mejor defensa y cierto control del rebote, consiguieron imponer un elevado ritmo de partido. El juego colectivo funcionó y ahora debemos aprender la lección: cuando queremos ser estrellas, nos estrellamos. Cuando somos un equipo, nos divertimos mucho (+38) después del descanso. No hay nada más que decir.